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Mostrando entradas de abril, 2015

“-¡Juguemos al ring, ring, raja!”

                                        Se reunían cuando el sol comenzaba a ocultarse detrás de los cerros porteños. De a poco comenzaban a llegar los primeros que terminaban de tomar once: pan con margarina y un té dulce, a veces huevo con tomate o cebolla, todo revuelto con una pizca de ajo, comino, pimienta, dependiendo del gusto. Los más encopetados disfrutaban del dulce de membrillo, la mermelada o el manjar e hinchaban el pecho cuando les preguntaban ¿qué comiste? La mortadela en ocasiones especiales hacía su aparición, mientras el jamón era desconocido en esos lares, casi tanto como el queso. Es que la vida era difícil en los cerros. Escasamente alcanzaba para ‘parar la olla’, pues las bocas en todo hogar modesto son muchas. La Cantata Santa María de Iquique recuerda, si no me equivoco,   que el mal de la mujer pobre es el útero prolífico, pues los hijos se suceden con una rapidez pasmosa y el control de la natalidad es pura poesía del Olimpo para ella. Ni siquiera sabe

Lahar, flujos piroclásticos, pliniana y domo

Significado y usos Actualizado el 22/7/2021   A propósito de la erupción del volcán Calbuco, ubicado en la Provincia de Llanquihue, Región de Los Lagos, colindante con las comunas de Puerto Montt y Puerto Varas (de allí la urgencia en evacuar a la población), algunos conceptos se han puesto de moda. Vamos por el primero: Lahar: palabra no recogida por el DRAE, cuyo significado apunta a torrente de sedimentos y agua,   que se moviliza desde la ladera de los volcanes. Producto de uno de ellos que desembocó en el   Lago Chapo se activó el desalojo del poblado afincado en su ribera. Aluvión y riada son sinónimos. Flujo piroclástico: mezcla de   gases volcánicos calientes, materiales sólidos calientes y aire, que se mueve a nivel del suelo y resulta de ciertos tipos de erupciones volcánicas. Puede alcanzar velocidades de 200 kms por hora y evapora, literalmente, a vegetales y seres vivos. Es vista como una pared plomiza. Fue responsable de la muerte de cientos de pobladores de Pom

Colo-Colo: un amor incondicional

El Eterno Campeón Al igual que cuando se ama a una mujer no se racionaliza diciendo: “la amo porque mide 90 – 60 - 90, porque tiene el pelo rubio o negro, porque es ingeniera, profesora, secretaria, estudiante o dueña de casa, porque domina el inglés, porque es alta o baja, porque es escultural o ‘rellenita’, porque cocina bien o por un sinfín de razones", amar al Popular es así simplemente: se ama. Y se ama para siempre, como cuando se ama a la mujer escogida. Crecí con la radio en la oreja, en medio de tíos y mi padre, allá en Chuchunco, fundo del antiguo Cerrillos cuyo nombre forma parte del folclore (vive por Chuchunco, refiriéndose a que vive ‘allá donde el Diablo perdió el poncho’),   disfrutando y sufriendo con los relatos de los partidos del Cacique – que en ese entonces no era aún el Eterno Campeón, término que se acuñaría en las décadas siguientes -; gocé con los largos ¡Gooooooooooooooooooooooooooooooooooool de Colo Colo! con que el corazón se henchía, en me

¡Una moneíta p’al Judas!

Los tres amigos no cesaban de moverse por las casas del vecindario, buscando prendas en desuso, maderas, alambres y objetos que les sirviesen para armar su ‘Judas’. Crecieron en medio de la tradición de sus padres y amigos mayores y, aunque desconocían los detalles de la ‘Pasión del Señor’, no les era ajena la tragedia de su discípulo, aquel que lo vendió por algunas monedas de plata y luego, presa del remordimiento, se ahorcó. A sus diez años,   ya habían visto varios ajusticiamientos del traidor a manos de sus amigos mayores y no cesaban de impresionarse; anhelaban hacerse de uno propio, por lo que cuando se acercó Semana Santa idearon realizarlo. A espaldas de sus padres, quienes los habrían retado y, quizá, prohibido efectuar el ceremonial,   comenzaron a reunir el material necesario; rápidamente, hurgando en uno de los basurales típicos de cualquier población chilena, allegaron todo tipo de implementos, mientras en sus mentes diseñaban, cuales arquitectos, l

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